Pues bien, los Paisajes con figuras vinieron a darme la libertad de hacer
paisajes. Cuando yo comencé a pintar hacer paisajes era sinónimo de hacer
pintura comercial. Recuerdo que uno de esos pintores me comentaba que él no
ponía figuras en el paisaje porque si lo hacía se acabó vender. Incluso un
pastor o agricultor o leñador pequeñito en el horizonte alejaba a los posibles
compradores.
Así que eso y los bodegones y los
retratos eran, como decía, cosa de pintores comerciales. Y aquí va una breve
aclaración: pintor comercial no es el que vende sino el que hace cuadros con el
fin supremo de venderlos, sean éstos como sean. Normalmente un artista que pinta lo hace como puede, lo que le
sale, lo que necesita. Y luego los lleva a una galería u otro tipo de sala para
que se cierre el círculo, o sea que los vean, dialoguen con ellos, los disfruten,
los aprehendan los espectadores que lo tengan a bien. Y, por supuesto, le
gustaría venderlos, claro, porque sería la manera de financiar su vida o, al menos, la
próxima obra. En cambio un pintor
comercial pinta lo que cree que va a vender sea esto lo que sea.
Ya sé que en un mundo tan
materializado es difícil de comprender e
incluso de creer que alguien haga algo que le ocupa la vida entera sin un fin
prosaico. Pero en todos los ámbitos artísticos sucede: en la poesía
(evidentemente), en la música (sea esta culta o popular), en la novela, en la
escultura, en el cine, etc.
Siendo, como era, un aprendiz se me metió en la
cabeza que eso de hacer paisajes o bodegones o retratos no me convenía si
quería ser un artista.
Hacia mediados de los 90,
después de varias peleas con mis prejuicios, me atreví, porque no quería
pertenecer a una ortodoxia ya fuera ésta antigua o moderna. Ya a mediados de los 80 comencé a pintar
retratos (Reiteraciones y manipulaciones; Ni son todos los que son, ni están todos los que están; Retratos de la diversidad). Pero hablaba de los
paisajes: y al realizarlos no olvidé lo de las figuras,
las saqué del paisaje y las puse al lado. Era como una broma conceptual. Para
las figuras usé imágenes de The Human
figure in motion del gran fotógrafo Eadweard Muybridge que trabajó con el
movimiento en el último cuarto del siglo XIX. Y los paisajes, pues eso,
paisajes heterogéneos, bonitos, pillados aquí y allá.
A mí me gustó mucho hacerlo. En
varias exposiciones en la que estuvo la serie no se vendieron, ni uno sólo (¿las dos mujeres bailando quizá?).
Luego, afortunadamente, se han ido yendo
del estudio algunos.
Estupendo, amigo. Gracias por compartir ideas y obra. Jorge
ResponderEliminarGracias Jorge.
ResponderEliminar