miércoles, 11 de diciembre de 2013

Retratos de la diversidad. 1.(2003)




Este trabajo lo comencé en 1998. Forma parte de esa necesidad/fascinación por el retrato, que me poseyó. Cuando a mediados de los 80 me atreví a iniciar ese camino sufrí una experiencia maravillosa: del lienzo en blanco, eso tan manido, iban surgiendo caras de personas que me miraban, me sonreían o me despreciaban; era como cosa de magia. Las luces, las sombras y los colores cobraban vida de una manera literal materializándose en este o aquel personaje.
Siempre me gustó la diversidad de las distintas razas, la vistosidad, en muchos casos, de sus atuendos originales. Y el crisol que forman las distintas culturas antes de ser homogeneizadas.
Así que poco a poco fue surgiendo este plural elenco de personas reales.
Me fui valiendo de  imágenes de individuos de distintas razas, utilizando siempre que pude fotos antiguas para que conservaran su frescura, y su indumentaria y gesto no estuvieran tan condicionados aún por los humanos de raza blanca.
Cuando los observo me sugieren muchas cosas. Pero prefiero respetar la singularidad en la percepción de cada espectador.  Las tres personas amigas que escribieron en el catálogo de la exposición que hice en 2003 tuvieron distintas maneras de apreciarlo, naturalmente.
A nivel pictórico fue un reto realizar algunos de ellos en tamaños grandes. En todo caso, casi siempre en mi trayectoria artística me enfrento a nuevas maneras de trabajar, nuevas para mí. Y esta serie es la más realista que he ejecutado en mi vida, aunque conserve maneras de  épocas precedentes. Viendo el resultado creo que fue un acierto.
Hay distintos aspectos que convergen sin que yo los maneje. Aspectos relacionados con mi vida personal, o con mi carrera artística, o con mi visión política o sociológica, o con mi camino de autodidacta en el aprendizaje de la ejecución técnica, o con la influencia (o rebelión contra esa influencia) del panorama artístico, o con mi deseo utópico, y un poco ingenuo, de un mundo mejor, o… etc. Todos ellos, y otros que ni imagino, confluyen, como decía, y dan forma a las obras que voy realizando a lo largo de mi trayecto.



                                    Nativo subsahariano. Óleo sobre lienzo.195x195 cm.


                                 Mujer bambara. Óleo sobre lienzo y madera. 81x81 cm.


                                               Tuareg. Óleo sobre lienzo. 114x146 cm.


                                       Niños amazónicos. Óleo sobre madera. 40x90 cm.


                                       Bailarines massai. Óleo sobre lienzo. 146x120 cm.


                                  Maternidad de Cahemira. Óleo sobre lienzo. 81x54 cm.


                                    Muchacha thailandesa. Óleo sobre lienzo. 81x54 cm.
                                                      Óleo sobre madera. 21x21 cm.


                                              Joven pene. Óleo sobre lienzo. 81x54 cm.
                                                       Óleo sobre madera. 21x21 cm.

                                 Mujer japonesa tradicional. Óleo sobre lienzo. 81x54 cm.
                                                       Óleo sobre madera. 21x21 cm.

                                       Pastoras de Udaipur. Óleo sobre lienzo. 81x54 cm.

                                  Mujeres bereber del Atlas. öleo sobre lienzo. 81x54 cm.
                                                        Óleo sobre madera 21x21 cm.

                                             Storyboard. Óleo sobre madera. 134x46 cm.

                                        Bailarinas de Benin. Óleo sobre lienzo. 81x65 cm.

                           Mujeres y niños campa. Óleo sobre lienzo y madera. 65x81 cm.

   Muchacho mongol. Óleo sobre lienzo. 60x40 cm.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Interiores (2006)






Para esta serie monté todo un teatrillo. Era la primera vez que lo hacía. Antes había hecho fotos a gente, objetos o lugares, sí, para usarlos quizá en mi trabajo (de hecho tengo un gran archivo de ellas). Pero esta vez todo el lugar y su contenido, persona y objetos, me iban a servir si finalmente decidía continuar con el proyecto. Y esta fue una de las pocas ocasiones en mi trabajo artístico en que tenía una idea más o menos clara de lo que quería hacer antes de empezar.
La idea era esa, muchachas sesteando, ambiente cálido, relajación absoluta porque nadie las miraba… o eso creían ellas, mucho contraste entre la luz y las sombras debido a esa ventana que introducía la luz del jardín, formato cuadrado que daba seguridad. Luego se fueron incorporando otros elementos, ya de manera automática, sin pensarlos. Y después el gallo, vigilante, cuidando su territorio. ¿Su territorio?
En realidad, incluso en estos casos más deliberados, es difícil que yo mismo sepa lo que quiero transmitir. Y más embarazoso aún hablar de la experiencia. Pero ¿por qué habría de ser un problema que las experiencias artísticas (tanto a la hora de realizarse como de contemplarse) no pudieran describirse verbalmente? A fin de cuentas, no son realmente ni más ni menos difíciles de referir que cualquier otra experiencia que se pueda tener. El sexo, por ejemplo, no puede ser expresado verbalmente, o uno ha tenido la experiencia o no la ha tenido y, por más poesía que le pongamos, ésta no puede ocupar el lugar de aquélla. Es imposible, según yo lo veo, expresar en palabras el dolor que uno sufre, el atardecer, el sabor de un pastel, de una sinfonía de Bach, de montar en bicicleta, de emborracharse, de vomitar, de esos ojos que te miran, etc. Es inefable no por esoterismo sino por imposibilidad.
Bueno, pues ahí van algunas de las chicas dormidas (y un retrato del gallo) que también mostré por primera vez en 2006, aunque comencé a pintarlas en 2000 y las fotos a las modelos se las había hecho mucho antes. Desde luego, sobre todo si se ven en directo, cada espectador las percibirá de manera singular. También eso pasa con todo lo demás, aunque quizá con el arte más. Salvo que no haya libertad de pensamiento que, como decía/dice José Luis Sanpedro, es mucho más importante que la libertad de expresión. Y lo tienen (ellos ¿quienes son ellos?) tan fácil para dirigirnos y son tan listos que hacen que creamos que nuestros pensamientos son nuestros cuando, a nada que nos descuidemos, son inducidos.




Óleo sobre lienzo. 195x195 cm.


Óleo sobre lienzo y madera. 92x92 cm.

Óleo sobre lienzo y madera. 92x92 cm.

Óleo sobre lienzo. 200x200 cm.

Óleo sobre lienzo. 40x40 cm.

Óleo sobre lienzo. 150x150 cm.

Óleo sobre lienzo. 33x33 cm.

Óleo sobre lienzo. 40x40 cm.

jueves, 31 de octubre de 2013

Paisajes con figuras (2006)



Pues bien, los Paisajes con figuras  vinieron a darme la libertad de hacer paisajes. Cuando yo comencé a pintar hacer paisajes era sinónimo de hacer pintura comercial. Recuerdo que uno de esos pintores me comentaba que él no ponía figuras en el paisaje porque si lo hacía se acabó vender. Incluso un pastor o agricultor o leñador pequeñito en el horizonte alejaba a los posibles compradores.
Así que eso y los bodegones y los retratos eran, como decía, cosa de pintores comerciales. Y aquí va una breve aclaración: pintor comercial no es el que vende sino el que hace cuadros con el fin supremo de venderlos, sean éstos como sean. Normalmente un artista que pinta lo hace como puede, lo que le sale, lo que necesita. Y luego los lleva a una galería u otro tipo de sala para que se cierre el círculo, o sea que los vean, dialoguen con ellos, los disfruten, los aprehendan los espectadores que lo tengan a bien. Y, por supuesto, le gustaría venderlos, claro, porque sería la manera de financiar su vida o, al menos, la próxima obra. En cambio un pintor comercial pinta lo que cree que va a vender sea esto lo que sea.
Ya sé que en un mundo tan materializado  es difícil de comprender e incluso de creer que alguien haga algo que le ocupa la vida entera sin un fin prosaico. Pero en todos los ámbitos artísticos sucede: en la poesía (evidentemente), en la música (sea esta culta o popular), en la novela, en la escultura, en el cine, etc.
Siendo, como era, un aprendiz se me metió en la cabeza que eso de hacer paisajes o bodegones o retratos no me convenía si quería ser un artista.
Hacia mediados de los 90, después de varias peleas con mis prejuicios, me atreví, porque no quería pertenecer a una ortodoxia ya fuera ésta antigua o moderna. Ya a mediados de los 80 comencé a pintar retratos (Reiteraciones y manipulaciones; Ni son todos los que son, ni están todos los que están; Retratos de la diversidad). Pero hablaba de los paisajes: y al realizarlos no olvidé lo de las figuras, las saqué del paisaje y las puse al lado. Era como una broma conceptual. Para las figuras usé imágenes de The Human figure in motion del gran fotógrafo Eadweard Muybridge que trabajó con el movimiento en el último cuarto del siglo XIX. Y los paisajes, pues eso, paisajes heterogéneos, bonitos, pillados aquí y allá.
A mí me gustó mucho hacerlo. En varias exposiciones en la que estuvo la serie no se vendieron, ni uno sólo (¿las dos mujeres bailando quizá?). Luego, afortunadamente, se han ido yendo del estudio algunos.
























sábado, 12 de octubre de 2013

Paradojas de Marzauán (2006)



Paradojas de Marzauán

Continuando con este tranquilo regreso cronológico por mi actividad artística, hoy hablaré de las Paradojas de Marzauán. Marzauán es un personaje de un cuento de  Las mil y una noches que yo convertí en protagonista de la historia cuando me atreví a darle otra forma en una época en que escribía cuentos. Era el personaje enamorado y no correspondido que, sin embargo, ayuda a su amada a encontrar al adorado de su corazón. Hubo un momento en que lo convertí en una suerte de alter ego y lo envié a buscar imágenes que luego me servirían a mí para ir confeccionando mis cuadros. Cosas de estar en las nubes, como él, a lomos de su caballo volador.
Esta serie de obras vino en su forma , entre otras cosas, probablemente de mi cansancio ante las peleas de algunos: arte abstracto versus arte figurativo. Lo que otros se tomaban en serio yo me lo tomaba a risa. Finalmente decidieron por enésima vez que la pintura no existe, que está obsoleta, que es una manera antigua y pasada de moda, que la fotografía sí que es guay y el vídeo y las instalaciones, que ni abstracto ni figurativo, que lo que mola es el arte neoconceptual.
Así que yo fui haciendo lo que me apetecía: pintar chicas muy bellas y muy eróticas, a mi entender, claro, ya sabemos que nadie en el mundo percibe las mismas cosas igual a otro. Y pintar abstracción: cercana o lejana, no sé, a la que había pintado hacía un tiempo, cuando pensaba que pintar abstracto era algo así como ser Dios –aunque he de decir que me cansé enseguida de ser Dios. Todo en la misma obra, porque era lo que se me antojaba. Y es que, en mi actividad artística, si no hago lo que quiero, que es lo más cercano a lo que necesito, me aburro: y hacer arte y aburrirse eso sí que es una paradoja de las más burdas.
Ya he dicho en otras ocasiones que, aunque me he movido, y me muevo, también en otros ámbitos en cuanto a técnicas o soportes se refiere, prefiero a todos ellos la pintura porque se saborea más. Al menos pintando al óleo que, si lo haces sin atajos, tiene un proceso lento de secado que te permite tardar, contemplar día tras día lo que estás haciendo, construir la obra  a base de distintas improntas, enriquecer y enriquecerte, etc. Eso en tiempos de prisa también puede ser una paradoja. Como me dijo uno una vez: ¿Y sí puede hacerse fácil y rápido para que trabajar tanto? ¿Qué sentido tiene?
Me resulta complicado hasta explicármelo a mí mismo, así que pasemos a las imágenes que es de lo que se trata.















miércoles, 25 de septiembre de 2013

Le Bogg 4 (2010)

69
Este trabajo consiste en 69 platos de pulpo con temática erótica. Nos repartimos 23 platos cada uno y pintamos con absoluta libertad. 39 eran de 24 cm. de diámetro y 30 de 18. Coloco unos pocos de muestra.

   





Esculturas, vídeo y vistas de la exposición realizada en 2010.
Las esculturas las hicimos aprovechando unos maniquies encontrados. Como eran tres, los hechamos a suertes y cada uno trabajó con autonomía en el suyo. Para el vídeo trabajamos cada uno por nuestra parte y luego lo editamos conjuntamente. En una de las fotos se ve el monitor en el que se pasaba el vídeo junto a las cajas de luz.
La foto de Le Bogg en el taller es de 2009.












 

 Se acabó subir cosas de Le Bogg, de momento. Seguimos trabajando.