Diversas
circunstancias me alejaron de la publicación de este blog en el que me limito a
ir mostrando las obras artísticas que he ido realizando a lo largo de mi vida.Vuelvo de nuevo, a ver si consigo ir poniendo entradas con cierta asiduidad.
Éstas que expongo hoy las exhibí por vez primera en Valladolid en el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español en Noviembre de 2017.
En una primera mirada, esta obra podría hablar de ovnis o también de ovnis. Es decir, de entes volantes cuya identidad desconocemos. Porque en cada cuadro hay uno o varios objetos, extraños o no, que podrían llevarnos a esa conclusión.
El primer artefacto volador se basó en una nave que construí en 2009, más o menos. En uno de los primeros cuadros que estaba realizando se me coló ese cacharro, en una esquina, pequeñito. Y ese primero me empujó a un segundo. Lo fui haciendo sin pensar en ello, sin saber por qué.
El resultado es un grupo de cuadros que contienen elementos diversos, sobre todo personajes humanos, que flotan por la superficie sin tener en cuenta, o no siempre, las reglas de la proporción entre las distintas imágenes, recordando épocas anteriores de mi trabajo. Y entre esos elementos hay siempre lo que podría ser un platillo volante o un avión de última generación o un artefacto digno de un soñador del XIX.
En todos los casos trabajé con óleo sobre lienzos o tableros reciclados.